Las ventanas son mucho más que simples aberturas para dejar pasar la luz. Definen la estética de una fachada, influyen en el confort interior y tienen un papel decisivo en la eficiencia energética de una vivienda. Las ventanas modernas deben cumplir múltiples funciones: aislamiento térmico, aislamiento acústico, seguridad, diseño y sostenibilidad.
En Europa, los tres materiales principales son PVC, madera y aluminio. Cada uno tiene ventajas y desventajas claras. El PVC destaca por su buena relación calidad-precio, la madera por su aspecto natural y capacidad de aislamiento, y el aluminio por su estabilidad y diseño contemporáneo.
Las ventanas de PVC suelen fabricarse con perfiles multicámara reforzados con acero o aluminio. Son las más utilizadas en Europa.
Ventajas: bajo precio de compra, buen aislamiento térmico, fácil limpieza, resistencia a la intemperie, durabilidad y gran variedad de colores y acabados.
Desventajas: estéticamente menos elegantes que la madera o el aluminio, limitadas en estabilidad en grandes superficies acristaladas y críticas en su balance ecológico debido al proceso de producción del PVC, aunque cada vez se usa más PVC reciclado.
Uso típico: construcción residencial, tanto en obra nueva como en reformas.
La madera es el material clásico en carpintería de ventanas. Se emplea desde hace siglos, con especies como roble, pino, alerce o meranti.
Ventajas: excelente aislamiento térmico y acústico, regulación natural de la humedad, aspecto cálido y acogedor, material renovable y sostenible, gran durabilidad si se cuida adecuadamente.
Desventajas: precio más elevado, necesidad de mantenimiento regular (barnices, pinturas o lasures), mayor sensibilidad a la intemperie si no se protegen correctamente.
Uso típico: viviendas unifamiliares, proyectos de alta gama, edificios históricos y casas pasivas.
Las ventanas de aluminio son muy apreciadas en la arquitectura moderna. Se caracterizan por perfiles finos, alta resistencia y una vida útil extremadamente larga.
Ventajas: permiten grandes superficies acristaladas con marcos delgados, son prácticamente indeformables, requieren poco mantenimiento, no son combustibles y se pueden fabricar en una amplia gama de colores y acabados.
Desventajas: precio inicial más alto que el de PVC o madera, transmiten calor si no incorporan rotura de puente térmico, y su producción consume mucha energía. Sin embargo, el aluminio es reciclable casi al cien por cien.
Uso típico: viviendas modernas, oficinas, fachadas acristaladas, invernaderos y edificios públicos.
El PVC es la opción más barata a corto plazo y requiere poco mantenimiento.
La madera es más cara y exige mantenimiento, pero puede durar muchas décadas.
El aluminio es la opción más costosa, pero ofrece máxima durabilidad con un mantenimiento mínimo.
PVC: producción con impacto ambiental, aunque el reciclaje crece cada año.
Madera: el material más ecológico, renovable y con balance de CO₂ positivo.
Aluminio: fabricación muy intensiva en energía, pero excelente reciclabilidad.
El mercado de ventanas avanza hacia más eficiencia y sostenibilidad:
Ventanas de PVC fabricadas con material reciclado.
Combinaciones de madera y aluminio para unir estética y resistencia.
Ventanas de aluminio certificadas para casas pasivas.
Integración en sistemas domóticos para ventilación y control solar.
Las ventanas de PVC son la mejor opción para quienes buscan un producto asequible, fácil de mantener y versátil.
Las ventanas de madera son ideales para quienes valoran la estética natural, la sostenibilidad y el máximo confort.
Las ventanas de aluminio son la solución de alta gama para proyectos modernos, grandes superficies de vidrio y arquitectura contemporánea.